«Cada vez que observo desde alguna altura, un villorrio peruano, hago la misma pregunta y recibo la misma enaltecedora respuesta. Al mirar la humilde aldea con su pintoresco campanario, interrogo a mi guía. ¿Quién hizo la iglesia? El guía me dice: «El pueblo la hizo». Requiriendo otra vez pregunto.
¿Quién edificó la escuela? Y de nuevo responde, «El pueblo la hizo» Y al seguir la ruta serpenteante entre los cerros, interrogo una vez más. ¿Quién abrió el camino? Y nuevamente, resonando ya en mis oídos, como la estrofa de una marcha triunfal, oigo esta frase expresiva y elocuente. Toda la historia del Perú de ayer y de hoy, y la profecía de mañana: El pueblo lo hizo.
El pueblo hizo el camino, el templo y las escuelas. El pueblo elevó la andenería y contuvo el torrente. Producido el sismo, recogió los escombros, para restituirlos a la arquitectura y cuando fue requerido cuando fue requerido, el pueblo dio al soldado; mas sin una queja, soportó el olvido.
Lo despojaron del derecho milenario de escoger a sus hombres. Lo humillaron imponiéndole a sus propios regidores. Se llevaron sus rentas, le quitaron sus bienes, pero no pudieron arrebatarle sus tradiciones. Y el pueblo siguió construyendo caminos, escuelas y templos. Es que, por fortuna, los pequeños pueblos del Perú son pueblos olvidados que no han olvidado su historia». Fernando Belaunde Terry