¿Podemos reformar la administración pública?

«Las administraciones del Estado constituyen una forma específica de organización con carácter de servicio público, dedicadas a la gestión y al control de las actividades de una Nación.

Aun teniendo su carácter específico, la administración estatal obedece a unos principios generales de organización que existen en otros ámbitos: Principio de centralización; principio de jerarquía; principio de especialización de las competencias.

A partir de esos principios se desarrollan formas degeneradas o esclerotizadas de administración que pueden calificarse de burocráticas, ya que la burocracia, en el sentido que le damos, es una patología administrativa donde el exceso de centralización le quita cualquier iniciativa a los órganos ejecutores, donde la jerarquía contribuye a la obediencia pasiva y a la ausencia de sentido de responsabilidad de los que no pueden sino obedecer: donde, en fin, la hiperespecialización encierra a cada agente en su área compartimentada de competencia.

La degeneración burocrática se traduce por una rígida dicotomía dirigente-ejecutor y por la extrema compartimentación de los agentes. Son condiciones que inhiben la responsabilidad personal y la solidaridad de cada uno hacia el conjunto.

De hecho, la burocratización genera la irresponsabilidad. Hanna Arendt se había dado cuenta perfectamente de que Eichmann no era más que un burócrata mediocre que «obedecía órdenes», incluso las más criminales. En Francia, asuntos como el de la sangre contaminada han puesto de relieve una irresponsabilidad generalizada.

En esas condiciones, la irresponsabilidad y la ausencia de solidaridad favorecen la holgazanería y, sobre todo, la corrupción de los funcionarios, tanto más dado que en nuestras sociedades la degradación de las solidaridades tradicionales, el afán de lucro y la obsesión por el beneficio favorecen la instauración de la corrupción en el corazón mismo de los Estados.

La reforma del Estado conllevaría por lo tanto una reforma de su administración, en otros términos, la desburocratización». (Pág. 1)

Es un hecho que una organización rigurosamente centralizada/jerarquizada suele ser inhumana para los que solicitan sus servicios. A los solicitantes, se les remite de una oficina a otra y siempre con la misma respuesta “no es de mi competencia”. (Pag. 2)

Los ciudadanos se sienten frustrados y perjudicados. Además, la administración reacciona con mucha lentitud, mucha rigidez y mucho retraso frente a los problemas urgentes y a los desafíos inmediatos; pero cuando se deja una posibilidad de iniciativa y de libertad a los agentes en el terreno de lo inmediato y urgente, aumentan la capacidad de respuesta y la eficacia de la organización. (Pag. 2)

Tipo de documento: Artículo

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