LOS PAÍSES ANDINOS ATRAVIESAN CAMBIOS SUSTANCIALES. Los resultados de los procesos electorales llevados a cabo entre diciembre de 2005 y diciembre de 2006 en cada país de la región han configurado un nuevo mapa político, caracterizado por la emergencia de nuevos actores que buscan representar sectores anteriormente marginados y por la permanencia disminuida pero persistente de organizaciones políticas de larga data. Este escenario de coexistencia se constituye ante una ciudadanía que muestra crecientes niveles de desafección con la política en general.
Es evidente que no hay democracia ni desarrollo sin organizaciones políticas que representen a los ciudadanos. En los países andinos, el desafío consiste en que tanto los actores políticos emergentes como los de larga data consigan representar eficientemente a esta sociedad cambiante y, en muchos casos, escéptica de los procesos políticos en curso.
A partir del análisis detallado de las estructuras orgánicas y de la dinámica interna de treinta y siete organizaciones políticas, este libro presenta los desafíos que las agrupaciones políticas enfrentan en la Región Andina.
Sobre la base de la identificación de los avances y vacíos institucionales, se plantean determinadas líneas de acción, cuya implementación permitirá una respuesta más eficiente a los retos de la representatividad de las sociedades andinas. Con esta publicación, International IDEA y su programa Ágora Democrática –propuesta conjunta de IDEA y de la Asociación Civil Transparencia del Perú para la Región Andina– buscan aportar a la reflexión sobre la situación de la política en la Región Andina y facilitar elementos para una participación más activa, tanto de los propios actores políticos, como de quienes han asumido la responsabilidad del desarrollo de Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. (Pág. 7)
En lo que todos se expresan de acuerdo es en la necesidad de fortalecer las organizaciones políticas, puesto que ellas desempeñan un papel fundamental en las democracias como nexo entre la ciudadanía y el gobierno. Es decir, que ellas son indispensables como mecanismos a través de los cuales un grupo de ciudadanos es elegido para ocupar cargos de gobierno y buscar, desde ellos, la aplicación de políticas y programas acordes con la filosofía y valores del partido o movimiento. En esta función, ninguno de los otros organismos o instancias de la sociedad civil puede reemplazarlos (a menos que ellos se conviertan, precisamente, en partidos o movimientos políticos).
Quizás más importante aún, es el hecho de que las organizaciones políticas son instrumentos de agregación y articulación de interés y de identidad social (de clase, de etnia, regional, etc.), de movilización y socialización. En este sentido, no hay democracia sin partidos ni partidos sin democracia.
Históricamente hablando, la revolución democrática emergió como el proceso de conversión de los súbditos (a quienes se ordena) en ciudadanos (a los que hay que convencer). La democracia implica ciudadanía y, por lo tanto, espacios públicos, participación y debate. La democracia representativa establece un mecanismo de selección de gobernantes, pero no se puede reducir a las elecciones.
La noción misma de ciudadanía, como la de derechos humanos, implica una ciudadanía civil, una ciudadanía política y una ciudadanía social, económica y cultural. Como se desprende del Informe del PNUD sobre la democracia en América Latina (2004), la vida electoral se vuelve estable y duradera en aquellos países en que ella se funda sobre la atención eficiente a los derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales. (Págs. 12-13)
Documento: Libro Electrónico | Editorial: Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral - IDEA | Abrir documento