«La palabra democracia puede ser familiar para la mayoría de las personas, pero el concepto que encierra es mal interpretado y empleado en una época en la que dictadores, regímenes de un solo partido y líderes de golpes militares solicitan el apoyo popular bajo el manto de la democracia.
Sin embargo, el poder de la idea democrática ha prevalecido a lo largo de una historia prolongada y turbulenta, y el gobierno democrático, aunque sometido a constantes desafíos, sigue evolucionando y florece en todo el mundo.
La democracia, palabra que proviene del vocablo griego “demos” o “pueblo”, se define básicamente como un gobierno en el que el poder supremo le corresponde al pueblo. En algunas de sus formas, la democracia puede ser ejercida directamente por el propio pueblo, pero en las sociedades grandes, el pueblo la ejerce por medio de agentes elegidos por él mismo.
Así, según la memorable frase del presidente Abraham Lincoln, la democracia es el gobierno “del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.
Las palabras libertad y democracia se usan a menudo indistintamente, pero no son sinónimos. La democracia es sin duda una serie de ideas y principios sobre la libertad, pero también incluye prácticas y procedimientos que se han ido forjando a través de una historia larga y con frecuencia tortuosa.
La democracia es la institucionalización de la libertad. Finalmente, las personas que viven en una sociedad democrática deben ser los mayores guardianes de su libertad y tienen que abrir su propio camino hacia los ideales expuestos en el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de las Naciones Unidas: “El reconocimiento de que todos los miembros de la familia humana tienen una dignidad intrínseca y gozan por igual de derechos inalienables es el fundamento de la libertad, la justicia y la paz en el mundo”». (Pág. 1-3)
Documento: Libro Electrónico | Editorial: Departamento de Estado de los EE.UU. | Descargar PDF