El tema básico, es posiblemente la captura del grado en que los peruanos que van a votar conocen a la democracia. Para ello se les preguntó, en condicional, cómo responderían si alguien les preguntara por este concepto. Y 34.9% de la población dijo que respondería que no sabía, que no tenía idea. Esta proporción puede ser tan alta como 76.6% entre las personas con reducida educación familiar. Es mayor del 50% entre indígenas, campesinos y amas de casa, y estos grupos concentran más de la mitad de la población electoral.
La situación opuesta era contestar de primera intención, que sí se tenía idea de la democracia y que interesaba mucho. En tal caso, el promedio nacional es de 38.6% y las poblaciones privilegiadas las más instruidas y de mayor ingreso, superan el 70% de respuestas favorables, pero no reúnen sino alrededor del 15% de la población. Otro 26.5% de la población total, igualmente preocupante, respondió que tenía idea del tema democracia, pero que no le importaba.
Luego venían las respuestas inmediatamente después de alcanzar al entrevistado una breve definición de democracia. En esta situación, lo más llamativo, posiblemente, es apreciar el tradicional NS, NR, no sabe, no responde. Para este caso en particular, esta es una categoría con valor específico ya que indica una imposibilidad de dar una opinión, debida principalmente a una ignorancia, incluso inmediatamente después de haberse recibido una explicación. Un quinto, 21.3%, que en la población son casi 3 millones y medio de personas, se encuentran en esta situación.
En estas respuestas de opinión sobre la democracia, asoman también dos sombras: la de la preferencia por alternativas autoritarias – “la democracia no nos conviene, es preferible un gobierno fuerte” – en 12.9%; o el desinterés expreso – “me es indiferente que haya democracia” – en 13.0% de la población. Con un agregado, estas proporciones son “duras”, en el sentido que son semejantes para cualquier sub población, instruida o no, rica o pobre, en la mayor parte de actividades.
Para los peruanos en edad electoral, el futuro de la democracia es incierto, por ser un proceso en construcción. Así, un 30.6% dijo que la tendremos dentro de mucho tiempo, 17.8% que ya estamos en democracia, 13.3% que no la tendremos nunca y 21.4% optó por el no sabe, no responde. Los porcentajes más inclinados a pensar que tendremos un buen futuro democrático coinciden con los grupos poblacionales socialmente más favorecidos y al revés. (Pág. 4)
Documento: Libro Electrónico | Editorial: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo - PNDU | Abrir documento