Estas son las palabras de un hombre de Casablanca entrevistado por Transparency International Marruecos, pero podrían ser las palabras de muchas personas en un gran número de países. Este simple ejemplo ilustra las graves consecuencias de la corrupción en el sector de la salud.
La corrupción podría marcar la diferencia entre la vida y la muerte para aquellos que necesitan atención urgente. Lamentablemente, son los pobres de la sociedad los que se ven más afectados por la corrupción dado que no pueden pagar sobornos ni acceder a planes de medicina privada. Sin embargo, la corrupción también tiene altos costos en las partes más ricas del mundo.
Se pierden miles de millones de dólares cada año por corrupción y fraude en las aseguradoras médicas en los países más ricos, incluyendo Estados Unidos y el Reino Unido. La lucha contra la corrupción en el sector de la salud es un desafío complejo. En uno de los extremos de la balanza se encuentran los médicos y las enfermeras que cobran sumas pequeñas, informales, para complementar ingresos poco adecuados.
En el otro, mucho más pernicioso, se encuentran los proveedores corruptos que ofrecen sobornos, y los ministros de salud y administradores de hospitales que los aceptan, o bien se desvían millones de dólares de los presupuestos de salud, distorsionando políticas sanitarias y agotando los fondos que deberían ser destinados a construir hospitales, comprar medicamentos o contratar personal.
Tres de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas –que tienen por fin recortar el nivel de pobreza a la mitad para el año 2015– están directamente relacionadas con la salud: reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna y combatir el VIH/SIDA, malaria y otras enfermedades.
El Informe Global de la Corrupción 2006 de Transparency International demuestra que el cumplimiento de esas metas para la fecha estipulada se ve severamente obstaculizado por la presencia de la corrupción en los sistemas de salud.
El trabajo de Transparency International en todo el mundo incluye el análisis y la reducción de la corrupción en el sector de la salud, principalmente abordando la diferencia de información entre los gobiernos y los proveedores de servicios, por un lado, y los pacientes, por el otro.
Cada año, el mundo gasta más de US $3 billones en servicios de salud, la mayoría de los cuales son financiados por los contribuyentes fiscales. Este inmenso flujo de fondos resulta un objetivo atractivo para el abuso. Los riesgos son altos y los recursos preciosos: el dinero perdido por la corrupción podría ser utilizado para comprar medicamentos, equipar hospitales o bien contratar personal médico muy necesario.
Documento: Informe | Editorial: Transparencia Internacional | Descargar PDF