Información y política en las provincias

La zona donde estuve desarrollando mis actividades durante las elecciones generales, me permitieron percibir cómo es que se informan de la política los ciudadanos que pueblan las provincias más alejadas del país. El caso que describo se refiere a la Provincia de Mariscal Luzuriaga en el Departamento de Ancash.

Lo primero que se nota es que no llega ningún periódico de circulación nacional, que se suponen cubren todo el país. He observado en otros viajes que los diarios llegan por lo menos con un día de retraso, pero en este caso simplemente no llegan, he incluso la fiscalía reciben la información del diario Oficial con un mes de retraso.

Algunos diarios llegan al círculo de las autoridades de la provincia, pero su circulación es tan limitada, que incluso entre los miembros de ese grupo no se permiten el lujo de pasar la información a otros, pues pueden pasar semanas, incluso meses antes que puedan tener en sus manos un diario.

La radio tiene otras restricciones muy evidentes. Sólo Radio Programas del Perú que se transmite desde Lima llega a la provincia en que estoy desarrollando mi labor. Y no se transmite las 24 horas del día, sino que, se interrumpe sus transmisiones para que la Municipalidad pueda introducir música y mensajes de importancia local. Asimismo, dos estaciones en FM transmiten música folclórica por algunas horas, pues tienen la restricción de no tener anunciantes.

El teléfono que todavía es un lujo por estos lugares está sometido a una serie de mecanismos desarrollados por los propietarios de los centros comunitarios en complicidad con algunos técnicos (familiares) de la empresa de telefonía, para impedir que se extienda el servicio en los domicilios.

Es una cuestión de monopolio y de sobrevivencia, pues los primeros centros comunitarios tienen la ventaja de aglutinar todas las necesidades de comunicación de sus coterráneos, y sobre todo tienen la posibilidad de establecer el precio a su libre arbitrio y restringir —sospechosamente— algunos de los servicios que brinda la empresa proveedora como el 104 y el 103. En tal sentido, se impide por todos los medios que otras personas tengan acceso a la telefonía y se llega al sabotaje para que otros no tengan acceso.

El ejemplo que relataré es resultado de la experiencia propia, un fax —la única maquina en el pueblo— a Lima o a la capital de departamento cuesta S/. 6.00, aproximadamente U$. 1.80, una llamada a Lima el minuto cuesta S/. 1.00 y no existe tarifa reducida ni después de las 23:00 horas ni los domingos. La llamada a la capital de departamento y las provincias cuestan como llamada local S/. 0.50 los primeros 3 minutos y S/. 0.10 céntimos el minuto adicional.

Pero lo más grave, es que sistemáticamente se deja fuera de circulación las monedas de S/. 0.10 y S/.0.20 céntimos, con el propósito de obligar a los usuarios a insertar por cada minuto adicional S/.0.50, lo que les permitiría mantener una conversación por cinco (5) minutos, pero las llamadas no duran tanto, por la presión de los mismos usuarios, ante la demanda por comunicación, que se pierden entre S/.020 y S/. 0.30 céntimos que va en beneficio directo del concesionario.

Una familia tuvo la osadía de colocar una línea domiciliaria y una línea con monedero; primero que se tardó más de lo establecido en el contrato para instalarla, y luego de instalada, sospechosamente empezó a deteriorarse el servicio hasta perderse completamente. Los rumores —no confirmados— indican que los propietarios del otro centro comunitario telefónico corrompieron a los técnicos para que malograran el servicio y además demorarán en su reparación.

La persona agraviada, me comentó que tuvo que amenazar con quejarse a Lima y quejarse ante un funcionario de importancia, para que en sólo 10 minutos se restableciera —milagrosamente— el servicio telefónico.

La televisión. Cuando no el fantasma que asusta y genera escalofríos, cuando se denuncia su uso arbitrario y tendencioso para fines políticos. Casualmente a esta provincia no llega la televisora del Estado, aunque he constatado que existe una cabina cerrada en el centro cívico que dice Canal 7. Solo llega la señal de Frecuencia Latina, América Televisión y Panamericana Televisión.

Quizás todos creamos que, por tal razón, los ciudadanos están sometidos a las informaciones parametradas de estos medios y que creen a pie juntillas lo que se les muestra. Pues el efecto no se produce, pues la tasa de familias que poseen televisión es muy baja, y en los sitios públicos donde hay televisión, la gente se dedica a ver novelas, programas de conversación o dibujos animados.

Incluso las personas regularmente a las 22:00 horas ya están durmiendo profundamente, perdiéndose así los noticiarios de ese horario y a las 20:00 están viendo Magali TV o novelas en el canal de la competencia. Los tumultos que se forman con ese tipo de programas son impresionantes, tan similares como con el fútbol. Los rumores —no confirmados— indican que los propietarios del otro centro comunitario telefónico corrompieron a los técnicos para que malograran el servicio y además demorarán en su reparación.

La persona agraviada, me comentó que tuvo que amenazar con quejarse a Lima y quejarse ante un funcionario de importancia, para que en sólo 10 minutos se restableciera —milagrosamente— el servicio telefónico.

La televisión. Cuando no el fantasma que asusta y genera escalofríos, cuando se denuncia su uso arbitrario y tendencioso para fines políticos. Casualmente a esta provincia no llega la televisora del Estado, aunque he constatado que existe una cabina cerrada en el centro cívico que dice Canal 7. Sólo llega la señal de Frecuencia Latina, América Televisión y Panamericana Televisión.

Quizás todos creamos que, por tal razón, los ciudadanos están sometidos a las informaciones parametradas de estos medios y que creen a pie juntillas lo que se les muestra. Pues el efecto no se produce, pues la tasa de familias que poseen televisión es muy baja, y en los sitios públicos donde hay televisión, la gente se dedica a ver novelas, programas de conversación o dibujos animados.

Incluso las personas regularmente a las 22:00 horas ya están durmiendo profundamente, perdiéndose así los noticiarios de ese horario y a las 20:00 están viendo Magali TV o novelas en el canal de la competencia. Los tumultos que se forman con ese tipo de programas son impresionantes, tan similares como con el fútbol.

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