Función de legislación – Separando la paja del trigo

El ejercicio de la función legislativa por parte de los representantes se ha realizado de manera individual en el parlamento nacional. Este esquema ha provocado que se hayan presentado miles de iniciativas legales cada año, haciendo que el criterio de evaluación de la gestión congresal se centre en el número de proyectos presentadas.

Adicionalmente, ha provocado una sobrecarga del trabajo congresal, que dificulta la gestión de las otras funciones del parlamento, como la representación y el control político.

Y es que persiste en los ciudadanos, la creencia de que la ley soluciona los problemas nacionales, cuando muchos de estos temas, más que salidas legislativas, necesitan de implementación de políticas públicas por parte del poder ejecutivo. En tal caso, el parlamento da el marco normativo general y luego se encarga de supervisar en el ámbito de su competencia.

La iniciativa legislativa individualizada también le ha quitado preeminencia al grupo parlamentario, pues, el congresista puede presentar las iniciativas que crea conveniente, sin necesidad de concordar —necesariamente— los criterios con los demás miembros de su bancada. Entonces se juntan dos elementos.

Por un lado, si el representante ejerce el derecho de iniciativa legislativa de manera individual o lo hace en torno al grupo parlamentario al cual representa;  y, por el otro, qué criterio de agrupación se utilizará para la conformación de los grupos.

Estos dos temas, han entrado en el debate en la Comisión de Constitución y Reglamento, cuyos integrantes están evaluando modificaciones al Reglamento de Congreso de la República para hacer las reformas que permitan corregir el esquema preexistente.

Se plantea que las iniciativas legislativas sean presentadas a través de los grupos parlamentarios, y no de manera individual, y que estos, — los grupos parlamentarios (mínimo 6 congresistas) — se configuren en torno al partido político y/o alianza electoral que alcanza representación en el parlamento.

Asimismo, se propone, que los congresistas que renuncien al partido o alianza por el cual se eligieron, no podría conformar otro grupo parlamentario. Y que, al momento de constituirse el Congreso, los congresistas que no tienen bancada, puedan agruparse formando una alianza política y que no puedan separarse durante todo el mandato. Representante que lo hiciera, no podría integrar grupo parlamentario alguno.

No solamente es una discusión conceptual, sino, principalmente de eficiencia de la institución parlamentaria. Gestionar más de 3,000 proyectos de ley por año, requiere de recursos de toda índole y eso tiene un costo. La idea es menos leyes con mayor calidad.

Por ello, hay que separar la paja del trigo.

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