«En la actualidad, la democracia es la forma de gobierno predominante en el mundo. Aun cuando en el contexto histórico mundial constituye un fenómeno reciente, las sucesivas “oleadas” de democracia durante el siglo XX han implicado que, al comienzo del nuevo milenio, más países sean gobernados mediante formas democráticas que por medio de formas no democráticas.
Diversos intentos por enumerar las democracias del mundo coinciden en que actualmente más del 60 por ciento de todos los países posee al menos alguna forma mínima de instituciones y procedimientos democráticos. La Comunidad de Democracias (Community of Democracies, CD) enumera más de 100 países.
La Conferencia Internacional sobre Democracias Nuevas o Reinstauradas de las Naciones Unidas (International Conference on New or Restored Democracies, ICNRD) ha crecido en profundidad, amplitud e importancia desde su creación en 1988 como foro para el desarrollo global de la democracia.
Cada vez más, las organizaciones gubernamentales, intergubernamentales y no gubernamentales enfatizan que la democracia es tanto un fin en sí mismo como un medio importante para lograr otros fines, tales como el desarrollo económico, la reducción de la pobreza y una mayor protección de los derechos humanos reconocidos internacionalmente.
Existen muchas explicaciones para el notable crecimiento, la expansión y la velocidad de la democratización. Las explicaciones internas se centran en las más importantes transformaciones socioeconómicas, la movilización por parte de movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil, las alianzas de clases, desafíos y revoluciones (tendenciosas o no), y los acuerdos y concesiones de los grupos de elite.
Las explicaciones externas se centran en la derrota en la guerra de regímenes en el poder, el rol del “contagio” de los procesos de democratización en estados vecinos, la difusión de valores democráticos La necesidad de formas válidas, significativas y confiables de medir y evaluar el progreso democrático y la calidad de la democracia en sí misma ha sido un elemento crucial para describir, explicar y fomentar este crecimiento de la democracia.
Académicos y profesionales han adoptado una serie de estrategias para medir la democracia, que incluyen mediciones categóricas (democracia versus no democracia), de escala (por ejemplo, una valoración según una escala del 1 al 10), de objetivos (por ejemplo, cantidad de votos emitidos y porcentaje de votos por partido), mediciones híbridas de las prácticas democráticas, y percepciones de la democracia basadas en encuestas masivas de opinión pública.
En algunos casos las mediciones se crearon para responder a necesidades determinadas y luego se usaron para otros propósitos, mientras que en otros se crearon medidas generales de la democracia para una amplia gama de aplicaciones por parte de la comunidad académica y política (por ejemplo, el conjunto de datos denominado “Polity”, desarrollado por la Universidad de Maryland).
Sin embargo, la búsqueda de mediciones que posibiliten la comparación y una amplia cobertura temporal y espacial implicó sacrificar en cierta medida la capacidad de estas para captar las características democráticas específicas de cada contexto.
Asimismo, el giro de los principales donantes internacionales en dirección a la buena gobernabilidad, la responsabilidad* por el desempeño y la ayuda condicional, ha creado una demanda adicional de mediciones de la democracia que puedan usarse para evaluaciones por país, por sector y por programa». (Págs. 5-6)
Tipo de documento: Libro Electrónico | Editorial: Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral - IDEA