Hace algún tiempo publiqué un artículo sobre El compromiso político entendido como el nivel de adhesión que un individuo manifiesta hacia el sistema político expresado básicamente en el grado de satisfacción o insatisfacción sobre su funcionamiento. En 1997, en una encuesta que realicé en Lima Metropolitana encontré que el 76,03% se encontraba insatisfecho con su funcionamiento.
En 2010, en una encuesta nacional la percepción sobre el funcionamiento de la democracia en el Perú, se encontró que el apoyo de los peruanos al sistema político es uno de los más bajo de la región, para explicar esa situación, mediante análisis de regresión se concluyó que las variables que lo explican son la percepción del desempeño del gobierno para combatir la pobreza y el desempleo, el tamaño de lugar de residencia y la residencia en la zona sur del país.
Ese contexto es el marco en que los peruanos nos movemos, nuestra adhesión al sistema político es baja, los problemas de exclusión e inequidad lo configuran y estamos en un limbo de democracia y tendencias autoritarias.
Cuando creemos que la democracia no funciona y que los problemas nos desbordan, no buscamos soluciones en su marco, sino que aspiramos al “orden”, élites y masas manifiestan sus tendencias autoritarias, pidiendo orden y autoridad como sinónimo de hacer que las cosas funcionen “por la razón o por la fuerza”, se pide, se busca, se exige el golpe de Estado.
La medida popular
Siempre encontramos Mesías que conduzca a la nación hacia el “orden y la paz”. Si revisamos los manifiestos de los gobernantes autoritarios –militares y civiles- básicamente siempre han argumentado lo mismo: “graves problemas nacionales, corrupción, obstruccionismo, desequilibrio institucional, etc.
La reacción inmediata es de alineación. La mayoría sale en apoyo de los golpistas. Recuerdo los vídeos en que Juan Velasco Alvarado era vitoreado en la Plaza de Armas de Lima, se oían frases como: “chino contigo hasta la muerte”. O más recientemente, los niveles de apoyo que las encuestas mostraban cuando se dio el autogolpe de Alberto Fujimori.
Medidas que justifican un golpe
Según el estudio mencionado, Cultura política de la democracia en el Perú, 2010, se le puso a los encuestados en tres situaciones para apoyar un golpe de estado: Alto desempleo, elevada delincuencia y alta corrupción.
De las tres opciones, la delincuencia y la corrupción obtienen apoyos mayores al cincuenta por ciento para apoyar un golpe de estado en nuestro país. Los factores para predecir ese apoyo lo encontramos en la percepción sobre el desempeño del gobierno -manejo económico como el desempleo y la pobreza-, los más pobres, los jóvenes y los que tienen menos nivel educativo, así como los que han sido victimas de la violencia.
No es que busque un golpe de estado –quien me haría caso-, la idea es alertar, llamar la atención sobre las situaciones en que los peruanos justificaríamos un golpe de estado, situaciones que coincidentemente son los dos principales problemas según las encuestas: la corrupción y la delincuencia (violencia, inseguridad).
¿Justificaría un golpe de Estado por mucha delincuencia?
Fuente: Cultura Política de la Democracia en el Perú, 2010.| LAPOP, Pág. 102.
¿Se justificaría un golpe de Estado frente a mucha corrupción?
Fuente: Cultura Política de la Democracia en el Perú, 2010.| LAPOP, Pág. 102.
Precisamente por ello, llamar la atención del tratamiento que el próximo gobierno le puede dar a los temas. Puede buscar y encontrar soluciones en el marco de una democracia precaria, con rasgos marcadamente autoritarios de sus ciudadanos o por el contrario, aprovechar de la situación para involucrarnos nuevamente en una aventura golpista.
Los argumentos, las justificaciones reales, recreadas o ficticias estarán ahí para el aplauso o para la reacción. Lamentablemente, pueden confluir situaciones o circunstancias que podrían desencadenarse en un golpe de estado. Por un lado problemas que se agudizan (violencia, corrupción), tendencias autoritarias del gobierno y sus ciudadanos y agendas de grupos de poder.
Creer que la comunidad internacional es una garantía para evitar un golpe de estado resulta ingenuo. El caso de Honduras es palmario. Todo depende de qué lado jueguen los golpistas en el escenario internacional.