Vengo a decirle adiós a los muchachos, porque pronto me voy para la guerra y aunque vaya a pelear en otras tierras, voy a salvar mi derecho, mi patria y mi fe.
Ya yo me despedí de mi adorada y le pedí por Dios que nunca llore, que recuerde por siempre mis amores, que yo de ella nunca me olvidaré.
Sólo me parte el alma y me condena, que dejo tan sólita a mi mamá, mi pobre madrecita que es tan veja, quien en mi ausencia la recordará. Quien me le hará un favor si necesita, quien la socorrerá si se enfermara, quien le hablará de mí si preguntara, por este hijo que nunca quizás volverá, quien me le rezará si ella se muere, quien pondrá una flor en su sepultura, quien se condolerá de mi amargura, si, yo vuelvo y no encuentro a mi mamá.