Este es un hecho cierto. Un familiar se acerca en abril de 2009 a una tienda por departamentos en Lima para cerrar la cuenta de su tarjeta de crédito. Llena los formatos correspondientes, firma el documento, cuyo encabezado impreso dice: “Cierre de cuenta”. Hasta allí todo parecía ser correcto.
En los meses subsiguientes, pese a haber cerrado la cuenta de la tarjeta de crédito —por cierto, sin deudas— éste familiar seguía recibiendo encartes con anuncios de prestamos, ventas finales, cierra puertas, etc. Esos mensajes publicitarios eran ignorados y no se tomó en cuenta un hecho grave.
Resulta que mi familiar recibió una carta de una empresa aseguradora en la que le recordaba que tenía un seguro de desgravamen afiliada a la tarjeta de crédito y que, por ello, tenía una “deuda” que pagar por la anualidad que se iniciaba en agosto de 2009. ¿Qué paso? ¿No era que se había cerrado la cuenta y que no se tenía deuda alguna?
No pues con la platita no se choca y menos si no había deuda pendiente. Así que nos fuimos a ésta tienda por departamentos para hacer el reclamo correspondiente. Nos salen informando que la tarjeta de crédito no estaba cerrada, se había negado a caducar por decisión de no sabemos quien: Nos dicen que la tarjeta de crédito sólo estaba suspendida y que por ello se seguía recibiendo los encartes y cómo no, las deudas que se autogeneran mes a mes por los servicios que se habían contratado asociados a ésta.
Inmediatamente presentamos la queja correspondiente, adjuntando la copia del formulario de cierre de tarjetas de crédito que se había presentado en su oportunidad, además de impugnar el pago de cualquier deuda generada posterior a la cierra de cierre.
El empleado de la empresa del área de atención al cliente, nos recibió los papeles y nos dijo además que, teníamos que volver a llenar el formulario de cierre de tarjetas de crédito para proceder, ahora sí de verdad a cerrarla. Días después, llegó a casa una carta en la que, la empresa pedía las disculpas del caso y confirmaba el cierre de la tarjeta de crédito. A pesar de la pérdida de tiempo y todo el papeleo que se hizo, esta reseña debe servir para tener presente lo siguiente:
- Verificar que se haya cerrado de manera definitiva la tarjeta de crédito.
- Guardar los formatos de cierre de la tarjeta de crédito.
- No se debe dar explicaciones por la decisión tomada.
- Exigir que no siga llegando al domicilio los encartes publicitarios.
- Si sigue llegando publicidad, exigir que se cese el envío.
- No asumir pagos posteriores a la fecha de cierre de la tarjeta de crédito.