Construcción de ciudadanía en entornos de desigualdad

«La evolución del debate sobre gobernabilidad democrática en las últimas décadas no ha sido capaz de superar las limitaciones impuestas por el modelo de democracia representativa, asumido como parámetro para el rediseño de la institucionalidad.

La tesis que se defiende aquí es que sólo con un nuevo modelo de democracia que asocie la democracia representativa con la democracia deliberativa se generarán las condiciones necesarias para la concertación social en una esfera pública ampliada, que permita la creación de un nuevo pacto político, capaz de dar sustento a las políticas públicas redistributivas.»

La autora sostiene que en la región sucede un fenómeno de exclusión, incluso mayor a la desigualdad, ya que las mayorías de los ciudadanos están fuera o tienen espacio limitado en la esfera pública, lo que pone al sistema político democrático con limitadas posibilidades de gobernabilidad.

Propone reconstruir la esfera pública a partir de la lucha por la hegemonía y la constitución de un nuevo bloque en el poder, que atraviesa al Estado, los procesos del ejercicio del poder y la aceptación de la institucionalización del conflicto y su negociación.

Reconoce que las condiciones propuestas, no son fácilmente aceptados «en las sociedades, ni por las élites dominantes ni por los manifestantes atomizados».

Sostiene que el desarrollo de una cultura de la democracia «depende de que se constituyan actores sociales capaces de desarrollar formas de organización y recursos estratégicos que les permitan ser incluidos en procesos de negociación y construcción de proyectos hegemónicos».

Concluye que las crisis de gobernabilidad en la región se deben resolver con más democracia, lo que significa su profundización, su institucionalización, la incorporación de nuevos actores políticos y sobre todo, de la refundación del «pacto de poder y no sólo de las reglas de su ejercicio y su institucionalidad».

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