Al igual que en 1987, veinte años después, Luis Alva Castro, ministro y congresista ha propuesto modificar la Constitución Política, para permitir la reelección presidencial. Qué duda cabe que el principal beneficiario de dicha medida sería el actual presidente.
La reelección es un mecanismo que permite a los electores renovar la confianza en sus gobernantes y a éstos, solicitar la ratificación de su mandato. Desde tal perspectiva, es una manera de propiciar la competencia entre los políticos, porque es una especie de premio o reconocimiento de los electores hacia la gestión de gobierno, y por ello, un incentivo para los políticos.
En todos los cargos de elección popular hay reelección, salvo para presidente de la república, que por mandato constitucional prohíbe la reelección inmediata, permitiendo que el ex presidente puede postular al mismo cargo luego de un período presidencial de 5 años. Originalmente la Constitución de 1993, permitía la reelección inmediata, variable que posibilitó la reelección de Alberto Fujimori.
La pregunta a responder es: ¿Porqué Alva Castro, plantea el asunto? Evidentemente, este globo de ensayo tiene el propósito de evaluar la reacción que genera entre los diversos actores políticos y de allí sacar las conclusiones del posible impacto político de tomarse la decisión de propiciar la reelección presidencial.
El escenario planteado es la continuidad del modelo económico luego del año 2011, así el empresariado ve —hasta ahora (2007)— con buenos ojos la gestión del gobierno del presidente García, ya que ha mantenido las líneas generales de la política económica y principalmente, está dando énfasis a la inversión privada, la apertura de mercados, la liberalización de la economía y la flexibilización del régimen laboral, todo lo contrario de lo que propuso durante la campaña electoral.
Por ejemplo, estaba en contra del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos e incluso amenazó con retirar la firma del ex presidente Toledo. En marzo de 2006, en la ciudad de Trujillo dijo: “Le sugiero al señor Toledo que respete al país y no se haga el figuretti el 7 de abril, fecha en que se cierra la campaña electoral. Si se atreve a firmar, sencillamente borraré su firma«.
Los empresarios se preguntan ¿Quién será el sucesor de García? Evaluando las posibilidades, estas no son muy sólidas. Hay posibles candidatos, Flores Nano, Toledo, Castañeda, Ollanta entre los opositores; Del Castillo y Cabanillas entre el gobierno, pero les espanta la idea de que Ollanta Humala, respaldado por Hugo Chávez, pueda llegar al poder y desmantelar los avances económicos conseguidos hasta ahora. En tal sentido, los más entusiastas con la idea de la reelección presidencial serían los empresarios.
Claro está que los empresarios no son todo el Perú, pero siempre han tenido un peso importante en la política, por lo que, no es descabellado sostener que Alan García sería su candidato “natural” para el 2011. A ello se suma el futuro del Partido Aprista, post García Pérez.
Alguna vez me preguntaron. ¿Qué sería del PAP sin Alan García en términos electorales? Evidentemente la figura del actual mandatario es muy gravitante en el éxito de su partido. Recordemos que candidaturas presidenciales del APRA sin su presencia fueron estrepitosamente derrotadas.
El tema no es quien sería el candidato del PAP en el 2011, sino si podría ganar esa elección y tener la fuerza suficiente en el Parlamento para garantizar la continuidad del modelo económico. Y aquí se conjugan ambos intereses, por un lado, la perspectiva del empresariado y por el otro la continuidad del PAP en el gobierno, y para que este escenario tenga posibilidades futuras el elemento aglutinador es Alan García.
Es cierto que la posibilidad de introducir un cambio constitucional en el Parlamento actual es muy difícil, por su composición fragmentada; es también cierto que Alan García ha sostenido en múltiples ocasiones la posibilidad de cerrar el Congreso de la República, lo que sería una tentación para cualquier político que sabe que obtendría el apoyo de la población, aunque acarree consecuencias negativas para el país, sino hay que recordar la historia reciente del Perú, durante el fujimorismo.
La idea del Mesías en la política peruana no es nueva, ni nuevo es la propuesta que Alan García sea reelegido; en 1987, durante su primer mandato se lanzó la misma idea.
Finalmente debemos tener presente que la reelección presidencial en el caso del Perú ha significado autoritarismo, corrupción y retraso para el país; y recordarle al presidente que, en su Carta al pueblo peruano de enero de 2001, sostuvo: “Recuerden que, en 1987, cuando tenía el 70% de la aceptación en las encuestas y mayoría en el Congreso, a mí también se me propuso cambiar la Constitución y reelegirme, pero no acepté. Hablé al país y dije que no, que en democracia no hay reelección inmediata, porque un país no puede depender de una persona”. [1]
[1] García Pérez, Alan. Carta al pueblo peruano. Pág. 2. enero de 2001.